avistamiento de delfines

¿Cómo afectan los avistamientos a la vida de los delfines?

¿Sabías que el incremento desmesurado de embarcaciones turísticas puede afectar negativamente a la vida de los delfines?

Hoy desde el blog de Bonsai de Jengibre, compartimos con vosotros este artículo sobre el impacto que genera esta industria turística a gran escala y que, cuando se realiza de forma desmedida, puede alterar el descanso y la alimentación de estos hermosos cetáceos.

Los delfines son una de las especies más emblemáticas del mundo marino. Sin duda llaman la atención por su elegancia, belleza y simpatía.

Por su agilidad y su comportamiento lúdico, se han convertido en uno de los animales favoritos entre los observadores de vida silvestre.

Y es que estos mamíferos marinos, son muy inteligentes y no nos dejan indiferentes gracias a sus capacidades cognitivas y de aprendizaje, así como sus aparentes habilidades sociales.

¿Cómo afectan los avistamientos a la vida de los delfines?

A la mayoría de los humanos nos encanta interactuar con la vida salvaje. Pero, en ocasiones, esta actividad que para nosotros supone una experiencia única e irrepetible,  puede no serlo tanto para los propios delfines.

Los avistamientos de estos animales en su hábitat natural, constituye una importante actividad económica. Y no es que sea una actividad negativa per se, ya que este tipo de acciones también ejercen una importante ayuda en las labores de conservación y educación ambiental.

Sino que cuando el número de embarcaciones se incrementa de forma desmesurada, se altera significativamente y de manera prolongada la cotidianeidad de estos animales.

Queremos aclarar que la cuestión no es la actividad en sí misma, sino cómo se realiza y a qué escala.

Por poner un ejemplo, el avistamiento de ballenas y delfines en las islas Canarias, comenzó a principios de los 90 como actividad turística. Esta constituyó uno de los puntos fuertes de atracción turística en las islas con un número de visitantes espectacular.

Pero de los 40.000 turistas en 1991, 5 años después ya se incrementaba en 700.000 . El crecimiento del número de observadores en el suroeste de Tenerife es tal, que es razonable esperar que cerca de un millón de personas visite las ballenas y delfines a lo largo del año.

De hecho a nivel mundial, Tenerife ocupa el primer lugar en el mundo entre las comunidades que realizan esta actividad.

Lo que ocurre cuando hay demasiada presencia de barcos de avistamiento es que los delfines no descansan, no crían bien a sus hijos y, además, reducen su tiempo de alimentación.

Algo que les lleva a consumir más energía, y que a largo plazo puede impactar negativamente en su salud, incluyendo su éxito reproductivo.

En definitiva, no se trata sólo de barcos de avistamiento, si no de la contaminación acústica, la contaminación química y por supuesto de la caza deliberada como las actuales actividades balleneras que ocurren en Islandia, Noruega y Japón y en otros lugares en menor medida.

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